Reseña: |
Que la comida debe entrar por los ojos y la nariz antes que
por la boca es algo bien sabido, siendo estos dos factores
los más cuidados por los buenos cocineros. Hasta tal
punto es así que la presentación visual de un
menú y el aroma que llega hasta lugares lejanos, son
los que diferencian una comida de categoría de una
simple mesa campera. El entorno también influye, ¡qué
duda cabe!, ya que unos compañeros de mesa agradables
son en ocasiones el aliciente que necesitábamos, lo
mismo que el elegante mantel, la cubertería y la imprescindible
limpieza. Después está la comida misma, con
el aroma que es capaz de llegar hasta nuestro sistema límbico
y que provoca las primeras secreciones de jugos gástricos.
De este aspecto se encargan las especias -antaño la
mayor fuente de riqueza para los países productores-,
y los diversos condimentos que enriquecen las salsas, carnes
y pescados.
Sin embargo, la vista es quizá el ingrediente más
importante, hasta el punto en que podemos considerarlo el
principal, y para ello basta con mirar el escaparate de un
delicatessen, de una marisquería o una pastelería
(este último el más sugestivo para la mayoría
de las personas): aunque no tengamos hambre en ese momento,
resulta difícil resistir la tentación de entrar
y comprar aquello que tan atractivamente nos ofrecen.
La solución ha venido nuevamente de la mano de la naturaleza,
con dos ingredientes que existen en abundancia, no excesivamente
caros, y que permiten potenciar y mejorar al más soso
de los platos. Nos referimos a las algas y las flores, las
primeras procedentes de la despensa más abundante del
planeta, el mar, y las segundas presentes sin problemas en
la mayoría de los hogares y jardines.
De las flores trataremos en este libro (otro hay sobre las
algas), no solamente proporcionando recetas fáciles
de preparar, sino instruyendo a los consumidores sobre sus
beneficios para la salud, pues poco recomendable sería
un plato sabroso de comida si nos provocase enfermedades.
Las flores comestibles, y esto es algo que el lector debe
tener bien claro, son altamente saludables, al mismo tiempo
que dan sabor, olor y mejor presencia a cualquier comida.
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